La CBDC minorista puede adoptar la forma de dinero electrónico. Se trata de una versión simplificada de una moneda electrónica, donde el banco central gestiona un sistema de pago centralizado vinculado a los monederos electrónicos que residen en tarjetas prepago, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos. En este caso, el dinero electrónico podría tomar la forma de cantidades específicas descargadas a una aplicación del teléfono móvil por entidades financieras designadas, a cambio de efectivo o transferencias de cuentas bancarias. Cargar dinero en una aplicación móvil que pueda utilizarse para realizar pagos minoristas podría ser más cómodo y seguro que llevar dinero en efectivo.

Otra posibilidad es la CBDC basada en cuentas, donde los individuos y las empresas tendrían acceso a cuentas en el banco central. En este caso, los saldos mantenidos en esas cuentas no devengarían intereses, como si se tratara de tenencias de efectivo, aunque podrían llegar a hacerlo. El banco central se convertiría en el gestor de un sofisticado sistema de pagos, y también permitiría implementar ciertas políticas más fácil y directamente a través de las cuentas que gestiona.

Existe también la opción de la criptomoneda oficial, que proporciona mayor anonimato al usuario. Esta criptomoneda es emitida y gestionada por una agencia gubernamental, y su validación se realiza de forma descentralizada mediante un mecanismo de consenso tipo prueba de participación, pero sólo por entidades autorizadas, no para todos los usuarios y población. Sin embargo, esta estructura basada en una cadena de bloques autorizada no proporciona un anonimato real a las partes que realizan transacciones, y además, no sería el equivalente digital del dinero existente del banco central, a diferencia de otras formas de CBDC.

En resumen, existen varias opciones para la implementación de la CBDC, como el dinero electrónico, basado en cuentas o la criptomoneda oficial, cada una con sus propias características y ventajas. Sin embargo, todas ellas estarían respaldadas por un mecanismo de verificación centralizado gestionado por el banco central o sus agentes autorizados, y coexistirían con los depósitos regulares remunerados con intereses de los bancos comerciales